Conozco a un tipo
al que le gusta la luna,
la brisa del mar, el olor a sal,
la sal en su cuerpo después de bañarse,
y secarse al sol, como se seca la colada
en los terrados de Barcelona.
En las azoteas hay macetas y flores,
eso también le gusta.
y comer magdalenas y el pollo con las manos,
si está hecho a la brasa, mejor que mejor.
Ese tipo que conozco es un gran tipo,
no es un gran hombre, ni un hombre insignificante,
es un tío cabal, muy buena gente,
cabezota y descarado,
pero muy buena gente.
Un tipo que se ríe del mundo y de todos,
pero que tiene un alma grande como la luna llena
y tiene siempre palabras hermosas en los labios
y una mirada de niño, del niño que no llegó a ser,
y ahora de mayor, se le ha quedado en la cara y en la boca
esa expresión traviesa, de niño que juega,
y la vida es un juego y hay que vivirla
porque no nos queda otra,
porque vivir es lo único que vale la pena,
porque mañana será mejor que hoy
y nos estaremos riendo de este tropiezo.
y todo pasa, pasa…
este episodio también pasará… y sólo será un recuerdo,
un recuerdo borroso en el escondrijo de la memoria.
Ese tipo se llama Fernando.
Tiene unos cuantos años, pero no se le notan.
Quiere y le quieren por que es bueno y noble
y sabe que no está solo.
puede parecerlo, pero no esta solo.
así que si estas palabras, caen en otras manos,
y alguien las lee, por casualidad, quiero que sepan
que lo sepan todos
que es un buen hombre. No ha hecho daño a nadie
ni sería capaz.
Tratádmelo bien, porque es un buen hombre.
Funcionario: si lo lees, sabe que es un buen hombre, trátamelo bien, porque es un buen hombre.
Un ser humano bueno. Anarquista y bueno.